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viernes, junio 15

capìtulo 7

Un estado sublime, flotante, como suspenderse en gelatina de naranja. Ahì es cuando siento una experiencia extrasensorial, porque tus sentidos al ser bombardeados se anulan o sienten tan igual que no sabes distinguir.

Con Luis he compartido momentos, saliva, kilòmetros, sentires, placeres y es seguramente la persona màs honesta que he encontrado en mi camino. Las palabras, mis palabras quedaron a un lado cuando leì este capìtulo, y un sensiblero como cortàzar no pudo expresar mejor lo que sentì en una noche frìa, dentro de aguas termanles saturadas de azufre, pfff... donde simplemente estuve suspendida y sentì la nada, un de los mejores estados que mi humanidad ha logrado alcanzar, porque es regresar o avanzar a algo indefinido por tanto ilimitado, y cierras los ojos y pareces flotar.

Capítulo siete (Rayuela)
Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja. Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mi como una luna en el agua.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

ooh si, ese capítulo es estremecedor y si quieres más tienes que escucharlo de su voz rasposa:
http://www.juliocortazar.com.ar/suvoz.htm

esta casi al final

Borrego dijo...

Rico, bello.

Skualo dijo...

tengo que oir eso. que puedo decir, rayuela es mi libro favorito

Unknown dijo...

que es esto? de quien? Julio Cortazar? es un libro?