A pesar de lo que digan mi mente e ideas en mi cabeza, creo que siempre he sido un soñador. Soñador, a pesar de la realidad que me rodea, la cual básicamente me dice que abandone todos mis sueños y me dedique a ser una máquina de dinero que ayude a su familia a salir adelante en la vida.
Por momentos todo parece que está en contra de mí y de mis sueños, pero necesito seguir luchando por los mismos.
Cuando era niño jugaba fútbol. En mi familia hay varios futbolistas amateurs y todos son zurdos para jugar: yo también era zurdo. Me tocó seguir con esa tradición futbolera/familiar, cuando un tío pensó que ya no iba a haber otro “zurdito” que le pegara bien al balón….
“Este chavo si la mueve” decían varios señores cuando jugaba. Me gustaba sentir que era bueno y jugar al máximo, intentando quitarme a todos los rivales que tenía enfrente y que querían quitarme el balón; me gustaba burlarlos, humillarlos, hacerles un túnel y dejarlos atrás con un quiebre. Me encantaba ser el goleador, ese que tomaba la responsabilidad: el que tiraba los penales sin miedo a fallar. Me gustaba ser el héroe de los partidos, meter ese gol decisivo o dar los pases para los mismos.
Podría seguir recordando sobre mi gran sueño de la infancia, el ser futbolista. Me encanta recordar mi infancia tan futbolera… Esa infancia en la que tuve que sacrificar los programas de televisión y las caricaturas por correr detrás de un balón. No me arrepiento, ha sido una de mis mejores etapas en la vida.
Recuerdo cuando al fin mi Madre pudo adquirir un departamento, nuestra casa por más pequeña que fuera, pero era nuestra. Ese departamento se encontraba en unos condominios, al principio yo era el único niño que vivía ahí. Sólo éramos el balón y yo; y recuerdo todas esas tardes jugando fútbol en una cancha vacía, sin niños. Y soñaba tanto, pensaba que esa cancha vacía era un estadio lleno de gente; simulaba que tenía que hacer un tiro de larga distancia, el cual tenía que superar una barrera conformada por los jugadores más fuertes y altos del mundo; esa barrera eran pedazos de cartón que sacaba de la basura y yo, los paraba con piedras para que fueran esa barrera…. En mi mente, la de un niño de 8 años esos pedazos de cartón eran los mejores jugadores del mundo y yo les ganaba: “México campeón del mundo, en el último minuto del encuentro” “Un golazo que rebasa la barrera y entra por el ángulo superior derecho” gritaba como loco mientras corría alrededor de la cancha dando la vuelta “olímpica”. Me encantaba tirar al ángulo derecho, era inalcanzable para el portero…
Con el tiempo llegaron más niños y con ellos las cascaritas y los partiditos. Aún me gustaba ser el protagonista, me gustaba jugar contra los más grandes y me encantaba ganarles. Llegó un momento donde éramos tantos niños que hicimos una selección: “la selecc de la loma condominios”. Planchábamos números en nuestras playeras o los pintábamos con plumones, para mí todo eso era un sueño hecho realidad.
Al lado de nuestro condominio existían otros departamentos: “las gemas”. Con el tiempo y los años, se creó una especie de clásico, la loma vs las gemas el cual se jugaba todos los domingos sin falta. Se jugaba con tanta pasión, como si fuera un América vs Chivas, se jugaba con fuerza y con coraje no nos gustaba perder. Al principio siempre perdíamos, lo recuerdo con mucha tristeza; el equipo de las gemas era mucho mejor y tenían niños que eran bien buenos para el fut: “El Itus, el Gabo, el Churro, el Negro”. Tenían todo un equipo y la loma, la loma no tenía nada: “Agarren al Angel” gritaban los gemos… Era yo, “el Angel” contra el mundo, honestamente mis amigos en ese momento no eran muy buenos para jugar y yo tenía que luchar para no perder tan feo, era tan apasionado que le gritaba a mis amigos para que no dejaran de luchar a pesar de ir perdiendo por más de 10 goles…. Externamente me enojaba mucho pero en el fondo estaba feliz por no tener que jugar yo solo en la cancha nunca más, ahora tenía con quien jugar.
Y nuevamente el tiempo, trajó nuevos niños a “la loma”: Lonchas, Nelson, Jon, Kao, Juan Topo, “Los canadienses (Michel, Julián y Andy)”, Cone, Roy, el Chiquis, el Power y muchos más… Al fin teníamos un equipo de fútbol decente y me sentía tan feliz por tener un buen equipo para poder ganarle a las gemas. Aquellos tiempos, el primero que metiera 30 goles ganaba, éramos niños y jugábamos por horas.
Siempre recordaré un partido en el cual a pesar de ser una cascarita sentía la presión y el nerviosismo como si estuviera jugando un partido de verdad, lo recuerdo muy bien éramos 5 vs 5, el marcador estaba empatado 29 a 29 goles. Había gente mirando desde las ventanas de su departamento el partido, había niñas, adultos y la banca de nuestro equipo viendo el partido alrededor de la cancha, era como un estadio verdadero y estaba lleno. Nunca olvidaré esa jugada: Jon sale jugando desde la defensa, da un pase a Andy quien se mueve por toda la banda izquierda y me da un pase, le regreso el balón rápidamente haciendo una pared mientras yo sigo corriendo y le paso por un lado, me regresa el balón y le mando un centro “elevadito” -como le gustaban- a Lonchas, quien sin pensarlo saca un remate con la pierna derecha que el Negro desvía y manda a tiro de esquina. Y lo recuerdo tan bien, como si fuera una película que está a punto de llegar a su clímax. Andy siempre tiraba los centros y me dijo: “Tira el centro tu wey, mándalo elevadito ya sabes”. Tomé el balón y volteé a mí alrededor, me di cuenta de todas las personas que nos estaban viendo; incluso los Padres de “los Canadienses” nos echaban porras. Me perfilé con la pierna izquierda y mandé el centro, buscando que Lonchas lo cabeceara. Fue una jugada muy rápida, el balón parecía estar muy alto para Lonchas pero logró pegarle al balón estirándose quién sabe cómo y lo metió a la portería a pesar del lance del Negro, la película había llegado a su clímax.
Hubo un grito de gol, el estadio cantó el gol con nosotros; nuestros amigos, los que estaban en la banca se metieron a la cancha y todos corrimos abrazar a Lonchas porque habíamos ganado el partido, los vecinos aplaudían desde sus ventanas mientras los gemos salían de la cancha derrotados, fue algo inolvidable. Una vecina con su pequeño hijo veían el partido y después del festejo, bajó de su casa y nos dio $20 pesos por haber ganado y jugado tan bien, era algo que nunca nos había pasado en la vida. Compramos lechuguillas para todos. Éramos niños.
Con el tiempo todos crecimos y yo seguí jugando. Seguíamos jugando todos los domingos, ese pequeño niño que veía el partido con su Mamá, “el Sebas” después jugaría con nosotros y yo me veía reflejado en él ya que le gustaba jugar con los grandes y ganarles, así como era yo de pequeño.
Seguí jugando en la prepa, donde me hice pedazos mi pierna izquierda y después de varias lesiones, llegó un momento en el que no podía más… Tuve que dejar ese sueño, que quizás no estuvo nada cerca pero pudo convertirse en realidad. Pude llegar a ser un futbolista de verdad (en mis sueños). Al menos lo intenté…
¿Ahora? Sigo soñando y estudiando comunicación. Sueño con ser un cineasta, con ser un fotógrafo y a veces pienso que la vida me pone obstáculos tan difíciles que no podré cumplir esos sueños. Soy fatalista pero también soy consciente de la responsabilidad que tengo con mi familia, se que tengo que sacarlos adelante a pesar de que al hacer eso, sacrifique mis sueños.
Por lo pronto, ahora más que nunca, después de escribir esto me siento más soñador que nunca. Y aunque no lo pueda decir firmemente, en el fondo se que seguiré luchando por mis sueños, a pesar de lo difícil que pueda llegar a ponerse la vida. Recordar es vivir.
lunes, diciembre 10
"El Angel"
Publicadas por Skualo a la/s 3:02 a.m.
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7 comentarios:
http://huellas-por-rastrear.blogspot.com/2007/08/acerca-de-yo-mi-id-y-el-superego.html
me gusta como he desarrollado este tema en Huellas. Es bien padre es como si fuera una tera´pia.
por favor, primero relean lo que escribí en el link que pongo. maneja el mismo tema pero desde otro punto de vista.
se me hace bien interesante el contraste! espero sus comentarios por favor!
gracias!!
No entiendo de futbol, ni tanpoco me interesa. Pero me he visto reflejada en esos sueños, quizás se cumplan, quizás no, quien sabe. Sigue luchando por ellos. Yo no luche por los mios lo suficiente, luche por otros tanto que ya no recuerdo casi cuales eran los míos. saludos y no olvides tus sueños.
anamorgana
abuelo Andrés te desea pases unas felices navidades y un próspero año 2008 en unión de familiares y buenos amigios
un abrazo
Sabes que me escuche en tus palabras, de repente te encuentras por ahi historias parecidas y revives muchos recuerdos.
Para mi el fut representa el final de mi sueño, jugando por ahi con los niños de la prepa me lesione la rodilla tan fuerte que simplemente no puedo volver a bailar como era antes, a veces me siento en la duela y miro a esas chicas bailar, me digo a mi misma que deberia ser yo esa apasionada por los tangos, por la musica, por los pasos....
Y aun q como dices no fue, en algun momento de mi vida si senti que lo hice realidad...y aun q la familia a veces pesa tanto q asfixia los sueños al final te das cuenta que las cosas pasan y lo que ellos te enseñan tambien te ayuda a realizarte como persona.
Muy buen post.
A mí sí me gusta el fútbol y me agrada la gente que gusta por soñar...
Me transportaste Skualo, me sentí ahí, y recordé partidos propios de mi niñez. La forma en que escribes es tan honesta y sencilla, que resuena muy efectivamente, me encanta leerte. Y gracias por compartir tus sueños.
uff
Me dieron ganas de echarme un partidito con tu post.
Creo que hay partidos de niño que siempre recordaremos, esos en los que jugabas horas y horas y al final llenos de tierra buscabas una pileta o una simple llave en el suelo para lavarte la cara y poder tomar algo de agua por que tu garganta estaba tan seca de correr y tragar tierra que era como una sed casi a nivel celular la que te invadia.
Exquicito el recuerdo, siempre es grato leerte.
Un abrazo y que tengas buenas fiestas.
R
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