Toño

Creo que es adecuada la idea de resurreción para Huellas. Traté de abordar tal tema anteriormente pero nunca le di el énfasis adecuado.

Estaba en la cocina, marinando la carne que había comprado recientemente. Las nubes se oscurecían más y más. Las gotas, gruesas y con la promesa de quitar el calor empezaban a arreciar. "Qué bien, Toño tendrá mucho para beber" me dije y disfruté del bello arrullo que la lluvia me traía.
De repente, escucho un golpe en la azotea, a los dos momentos y medio, que escucho otro en la escalera, y ahí es que me dí cuenta: "Va a granizar..... qué rico". Y de repente, me entró la realización de que Toño caería apedreado como puta islámica con golpes atesados del cielo. "No......¡NO!........¡TOÑIIIIIIITOOOOOOOO!!!!" (léase en escena clásica en blanco y negron con Pedro Infante llorando por su bebé, sí, con ésa inflección). Así que corrí a abrir la puerta y agarrar la maceta, esa cuna de barro, que alberga a mi Toñito. Lo salvé, cual padre que soy, de una muerte cruel y sin merecer.

Les presento a Toño...¿Que por qué se llama Toño?....... pues porque es un retoñito que agarré de la mesa en una boda hace un par de semanas; y esa misma noche lo planté, en la maceta que alguna vez albergó una planta ahora difunta y cuya escencia quizá ronde por mi departamento, no sé..... Lo que sí conozco es la razón del porqué le puse nombre.

A veces, le damos un nombre o un apodo a una persona, a un objeto, y siempre a una mascota. Al hacerlo, lo hacemos nuestro, le imponemos parte de nuestra personalidad, de nuestro sentido del humor, de nuestra versión de las cosas para que podamos identificarnos mejor con el objeto o persona en cuestión. Lo hacemos nuestro al llamarle de nuestra manera y así grabarlo por siempre en nuestra historia.
Así que el tema de ahora, -vigente hasta el 15 de agosto- es una historia de lo que has nombrado, objeto inusualmente bautizado como tu vehículo, la cámara fotográfica, los calcetines favoritos o la entrepierna del(a) amante, y el porqué.